Endulzar la palabra

Pueblos Uitoto-Mɨnɨka, Ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjo (Muinane)
y Pɨɨneemuunáá (Bora)

Leonor Madeke, dueña de maloka, y Manuel Zafiama, autoridad del Pueblo Uitoto-Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.

El padre creador nos entregó un mandato espiritual que se representa en las plantas sagradas. Si no se practica la espiritualidad nos vamos a enfrentar a un exterminio físico y cultural, porque la pérdida de una cultura es la pérdida de la cosmogonía que se ha venido practicando desde tiempos milenarios en los territorios de los pueblos indígenas. Por esta razón vivimos en sanación, resistencia sin rencor, sin venganza y promotores de paz.


Pueblo Ɨvhuuza (Okaina), junio 8 de 2021.

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Texto escrtito por el pueblo Ɨvhuuza (Okaina) en el taller de concertación. Se acompaña de un audio con lectura del texto por parte de la comunidad.

“Decidimos que el Estado nos escuche la voz, que sobrevivimos después de tantas masacres causadas a nuestros antepasados. A través del tabaco, la coca y la yuca dulce, nosotros resistimos y endulzamos a los espíritus que nos exterminaron. Pedimos al gobierno de Occidente que nos siga implementando programas y proyectos para seguir perviviendo como pueblos que somos”.


Pueblos Uitoto Mɨnɨka, Ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjo (Muinane) y Pɨɨneemuunáá (Bora), esencia del tabaco, la coca y la yuca dulce de La Chorrera.

Sobrevivientes victoriosos


En 1905, la empresa del peruano Julio César Arana adquirió 19 centros de extracción de caucho en los ríos Caquetá y Putumayo, a partir de los cuales consolidó una red de estaciones de explotación cauchera cuyo centro de acopio principal era la Casa Arana situada en La Chorrera, a orillas del río Igará Paraná. La esclavización, los asesinatos, las torturas y el uso irracional de la mano de obra local por más de veinte años llevaron a la casi desaparición de los pueblos indígenas, esencia del tabaco, la coca y la yuca dulce de La Chorrera. Se estima que el proyecto extractivo del caucho cobró la vida de más de 40.000 mil indígenas, es decir, casi el 60% de la población nativa de la región.

El contador peruano


Al asimilar desde sus tradiciones culturales la memoria de este hecho, los pueblos Uitoto-Mɨnɨka, Ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjo (Muinane) y Pɨɨneemuunáá (Bora) de La Chorrera han logrado renombrarse ellos mismos, abandonando la condición de víctimas para convertirse en sobrevivientes victoriosos.

Recorrido por los campamentos y huellas de la cauchería realizado por los investigadores locales del pueblo Ɨvhuuza (Okaina) de La Chorrera, Amazonas. Video realizado en convenio con AZICATCH (Asociación Zonal de Cabildo y Autoridades Tradicionales de la Chorrera). Narración de Ferney Iyokina. 2014.

Campamentos caucheros en La Chorrera

La Casa Arana constituía un centro de acopio donde cada cuatro meses se realizaban las entregas de caucho proveniente de los sitios periféricos de producción, los cuales se encontraban organizados en estaciones principales, distribuidas en los distintos territorios de los pueblos Uitoto-Mɨnɨka, Ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjo (Muinane) y Pɨɨnenicína (Bora), esencia del tabaco, la coca y la yuca dulce de La Chorrera.

Ubicación de 25 campamentos caucheros en los territorios de los pueblos Uitoto Mɨnɨka, Ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjɨ (Muinane) y Pɨɨnenicína (Bora), La Chorrera, Amazonas

Límites territoriales del pueblo Pɨɨneemuunáá (Bora)

Mapa de Límites territoriales del pueblo Pɨɨneemuunáá (Bora), realizado en el marco de la construcción de contenidos de la exposición SaNaciones. Caminos de Resistencia por el pueblo Pɨɨneemuunáá (Bora). La Chorrera, Amazonas. 2021.
Canto de la mujer trabajadora, interpretado por Leonor Manekede, maloquera del Pueblo Uitoto-Mɨnɨka. El canto se refiere a las labores realizadas por la mujer en la chagra, de las que deriva el sustento de la familia y de la comunidad. Esta labor libre contrasta con el trabajo esclavo que realizaron sus ancestras en las caucherías.

Huellas históricas


"Pues bien: seguí las huellas de Lucianito hacia el Putumayo. Fue en Sibundoy donde me dijeron que había bajado con unos hombres un muchachito pálido, de calzón corto, que no representaba más de doce años, sin otro equipaje que un pañuelo con ropa. Negose a decir quién era ni de dónde venía, pero sus compañeros predicaban con regocijo que iban buscando las caucherías de Larragaña, ese pastuso sin corazón, socio de Arana y otros peruanos que en la hoya amazónica han esclavizado más de treinta mil indios."


José Eustasio Rivera. La vorágine. 1924.
La Felpa. Año 1, No. 2. Caricaturas sobre Arana. AGN. Documentos relativos a las violaciones del territorio colombiano en el Putumayo. Fondo: Ministerio de Relaciones Exteriores. Transferencia: 2, delegaciones. Tomo: 600. Folio: 492.
La Felpa. Año 1, No. 1. Caricaturas sobre vejámenes en las caucherías. AGN. Documentos relativos a las violaciones del territorio colombiano en el Putumayo. Fondo: Ministerio de Relaciones Exteriores. Transferencia: 2, delegaciones. Tomo: 600. Folio: 469.

“No sé cómo, empezó a circular subrepticiamente en gomales y barracones un ejemplar del diario “La Felpa”, que dirigía en Iquitos el periodista Saldaña Roca. Sus columnas clamaban contra los crímenes que se cometían en el Putumayo y pedían justicia para nosotros [...] A pesar de nuestro recato, un gomero del Ecuador a quien llamábamos “El Presbítero”, le sopló al vigilante lo que ocurría, y sorprendieron cierta mañana, entre unos palmares de “chiquichiqui”, a un lector descuidado y a sus oyentes, tan distraídos en la lectura que no se dieron cuenta del nuevo público que tenían. Al lector le cosieron los párpados con fibras de “cumare” y a los demás les echaron en los oídos cera caliente”.


José Eustasio Rivera. La vorágine. 1924.

Señor Juez del Crimen.


Benjamín Saldaña Roca con domicilio legal en la calle del Próspero No. 238, a usted digo:


Que en mérito de los sentimientos de humanidad que me animan y en servicio de los pobres y desvalidos indios pobladores del río Putumayo y sus afluentes […] jurando no proceder de malicia denuncio a los célebres forajidos: Víctor Macedo, Miguel Loayza, Carlos Miranda, José Inocente Fonseca, Luis Alcorta, Miguel Flórez, Armando Norman, Aurelio Rodríguez, Arístides Rodríguez, Elías Martinengue, Abelardo Aguero, Andrés O`Donell, Alfredo Montt, Abelardo Calderón, Bartolomé Guevara, Augusto Jiménez, Dagoberto Arriorán y N. Suárez, como autores de los delitos de estafa, robo, incendio, violación, estupro, envenenamiento y homicidios agravados estos, con los más crueles tormentos, como el fuego, el agua, el látigo, las mutilaciones; y como encubridores de estos nefandos delitos a los señores Arana Vega y Cía. y J.C. Arana y hermanos, jefes principales de los denunciados, quienes tienen perfecto conocimiento de todos estos hechos y jamás los han denunciado, ni han tratado de evitarlos.


Los delitos de que acuso a los anteriormente nombrados se han realizado en los afluentes del Putumayo o sea entre los ríos: Igaraparaná, Caraparaná, Cahuinarí, Cotuhué, Idima, Menage y otros donde están ubicadas las posesiones de las empresas industriales gomeras, de las razones sociales Arana Vega y Cia. Y J.C. Arana y hermanos, denominadas “La Chorrera” y “El Encanto” […]


Benjamín Saldaña Roca. Crímenes horrorosos en el Putumayo. 1907.

Indígenas uitoto luciendo pinturas corporales. Tomada de: The lord of the devil's paradise (1913), G. Sidney Paternoster, Londres, Stanley Paul, p 112.

Embarque de caucho. Tomado de: The lords of the devil's paradise (1913), G. Sidney Paternoster, Londres, Stanley Paul, p 144.

Pesando el caucho. Tomado de: The lords of the devil's paradise (1913), G. Sidney Paternoster, Londres, Stanley Paul, p 288.
Grabado titulado Flagelando a un indio. Frontispicio de: G. Sidney Paternoster (1913). The lords of the devil's paradise. London: Stanley Paul.

Memorias en voz propia

Memorias de la explotación del caucho y la Casa Arana



Antonio Rubbeguey. Pueblo Uitoto Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.
Cantalicio Hemenekeme. Pueblo Uitoto Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.
Honorio Nonokudo. Pueblo Uitoto Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.
Lauro Monayatofe. Pueblo Uitoto Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.
Pablo Umire. Gaigoomɨjo (Muinane). La Chorrera, Amazonas. 2021.
Policarpo Castro. Pueblo Uitoto Mɨnɨka. La Chorrera, Amazonas. 2021.

Campamentos

Como parte de nuestro proceso de memoria, y gracias a la orientación de los mayores, grupos locales de investigación de los pueblos Uitoto Mɨnɨka, ɨvhuuza (Okaina), Gaigoomɨjo (Muinane) y Pɨɨnenicína (Bora), recorrimos nuestros territorios e identificamos las antiguas estaciones de explotación del caucho. Este trabajo requirió la práctica de un protocolo ritual. Guiadas por la palabra del tabaco, la coca y la yuca dulce, estas ceremonias celebradas por los abuelos en la maloca y en los lugares donde estuvieron localizados los campamentos, tuvieron varios objetivos de orden espiritual, entre ellos “endulzar la palabra”, es decir, acceder con un buen espíritu y sin consecuencias mayores a una historia difícil y dolorosa para evitar que resucite la violencia que está acarreó.

Dibujo del campamento La Sombra durante la época de la cauchería. Juan Carlos Gittoma, 2015. Lápiz sobre papel.

Dibujo del campamento Juraña durante la época de la cauchería. Juan Carlos Gittoma, 2014. Lápiz sobre papel.

Dibujo del campamento Sur Puerto durante la época de la cauchería. Juan Carlos Gittoma, 2015. Lápiz sobre papel.

Dibujo del campamento Valdivia durante la época de la cauchería. Juan Carlos Gittoma, 2014. Lápiz sobre papel.

Violencia


Vídeo realizado por el Pueblo Pɨɨneemuunáá (Bora). La Chorrera, Amazonas. 2021.
Campamento Arana. Ilustración de Didier Teteye, Jorge Teteye, Juan Antonio Teteye, Joatan Teteye, Pueblo Pɨɨneemuunáá (Bora). La Chorrera, Amazonas. 2021.

“[…] era robusto y por tener una barriga grande se tenía que aumentar tres correas y además se le ajustaba con unas tablillas hacia abajo”.


Representación del capataz peruano conocido como Seguera. Juan Carlos Gittoma, 2015. Lápiz sobre papel.
Representación del tipo de castigo ejercido por los peruanos hacia los indígenas, quienes debían limpiar y escarbar los caminos por donde pasaban las mulas y caballos. Las mujeres debían barrer las hojas del suelo.

Juraña significa “la descomposición de los cuerpos de los Jurafo que se escurre por la zanja o el desagüe, ese líquido que se escurría contenía una mezcla de agua, sangre, carbón, manteca y querosene. De ahí el nombre Juraña que se refiere a todo el residuo que quedaba después de la quemazón”


Testimonio de Basilio Juragaro, koregɨ amena, anciano del clan jurafo, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

“En Juraña hicieron un cerco casi de un metro y medio, pusieron alambre [alrededor del cerco] de cuatro centímetros, [donde] nadie [se] puede escapar. Ahí se terminaron”.


Testimonio de Bernardino Ruitofiama, único sobreviviente del clan uiyobefo, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

[…] [El clan] de nosotros y los del otro clan mataron a un blanco. [Por eso] el jefe del clan de nosotros (Uigɨnɨ) vino avisar al blanco, [y le dijo:] –nosotros no lo matamos, lo mataron la gente de otros clanes–. Ese clan se acabó porque mataron al blanco, a ellos los mataron a pura hacha. Todavía se ve un estantillo (en el lugar de la masacre).


Testimonio de Valentín Matías, kuyogɨmui, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

En la bocana de la quebrada Kodue yo alcanc[é] a mirar una balsa, –de eso yo me acuerdo–. Con esa balsa los peruanos transportaban a la gente amarrada, esa balsa era grande”. Testimonio de Antonia Tabares, abuela del clan uigɨn, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.


Testimonio de Antonia Tabares, abuela del clan uigɨn, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

“Mam[á] nos dijo la forma como nos maltrataron, es lo que ella mir[ó], así como ellos decían: con los pies en el cepo, del cuello amarrado a un árbol los azotaban hasta quedar débil y colgarse en su propio peso eso le sucedía a los que no completaban la arroba de caucho. Nadie podía hacer decir ni hacer nada. Así mir[ó] y cont[ó] mi abuela”.


Testimonio de Ismael Tejada Naɨmekɨ Buinaima, anciano del clan naɨmenɨ, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

“El grupo de hombre[s] blancos de Loaiza se armaron y partieron hacia Yarokamena, en la mitad del camino [hacia Atenas] se enfrentaron y cogieron a los indígenas. Primero cogieron unos del clan ɨnonɨ el pap[á] de José Segundo quien gritaba ¡agɨ, agɨ! En el dialecto no se entendía [;] lo cogieron y lo garrotearon hasta que lo mataron, hicieron hueco en un palo y luego lo machucaron con un palo hasta que el cuerpo se convirtió en masa. A los demás los metieron en calabozos”.


Testimonio de Mayor Luis Guerrero, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

Representación del asesinato de diez indígenas por el capataz Fonseca en el campamento Último Retiro.

Confrontación

“El abuelo ɨEberokɨ les dijo: antes tomábamos buen jugo de yuca dulce. ¿Por qué es que ahora atardecemos tristes? Así como matamos al fakua golpeándole la cabeza, así mismo vamos a matar al blanco. En esa reunión estaban los jefes de los clanes ñekɨrenɨ, dorɨfo, kanienɨ, jifikuenɨ, amenan+ unanɨ y dorɨfo. ɨEberokɨ les dijo: vamos a acabar con el hombre blanco, vamos a maldecirlo. Algunos de los jefes que escucharon esto se asustaron y huyeron en la noche. Esa mañana, al despertar, Ramuy y ɨEberokɨ se fueron con sus colegas a donde Ketɨ Amena. Este nombre deriva de su formación ancestral Yaroka Amena: Ketɨ Amena es su verdadero nombre, jefe del clan faigaro. Allí se reunieron y planearon […] Allí estaban reunidos todos los jefes. Por parte de los neifaizaɨ estaban ɨEberokɨ y Ramuy; por parte de los bofaizaɨ, Dɨmuy, Jibuiyiraɨ y Jɨkonɨraɨ; hasta aquí a los que nos llaman bofaizaɨ. Además, estuvieron los jefes de otros clanes: Tubɨkɨ, jefe de los inonɨaɨ; Yoife y Chɨkɨrɨg'o, jefes de los aimenɨ; Okoyiraɨ, jefe de los uyɨaɨ; Zogaɨma, jefe de los jogaɨaɨ; y Kajugɨ, jefe de los buinaizaɨ. Todos ellos reunidos dijeron: vamos a matar a todos los blancos. Se vinieron y llegaron hasta la loma de la quebrada Kokamache. Allí se quedaron viendo detenidamente a los blancos que estaban alborotados por todos lados. Por esa razón bajaron y nadaron por la bocana del caño Odoye. Desde ahí se fueron hasta Yaroka Amena [campamento bautizado con este nombre], en donde se reunieron nuevamente. Los peruanos, por su lado, enviaron tras ellos a un grupo de soldados. Los que estaban en Yaroka Amena continuaron su camino hasta llegar al lugar llamado Atenas”.


Testimonio de Luis Ademar Kuyekudo, pueblo Uitoto-Mɨnɨka

En Atenas hubo dos enfrentamientos. Este dibujo es la representación del primero de ellos, en el que los indígenas derrotaron a los peruanos.

Este dibujo es la representación del segundo enfrentamiento, cuando los peruanos regresaron con más refuerzos para derrotar a los indígenas. Por el tiempo de jogotoma –tiempo de verano– o en agosto, como dice el hombre blanco, los peruanos regresaron de nuevo a Atenas. Esta vez fueron con los muyaɨ y brujos que estaban a favor de ellos y llevaron preso a un bofaizaɨ para que los guiara en el camino. Al llegar empezó nuevamente el enfrentamiento entre ambos frentes. Lucharon a muerte, pero ambos bandos estaban igualados en fuerza, armas y espíritu. Los muyaɨ dijeron: cálmense, vamos a dialogar. Pero como el bofaizaɨ es guerrero no aceptó el diálogo. En medio del combate lanzaron una bola de fuego hacia la maloca donde estaban resguardados. En el primer intento no logró prenderse el fuego; sin embargo, el segundo lanzamiento que cayó sobre la cumbrera sí logró incendiar la maloca. Allí se acabó toda la gente excepto los brujos que cambiaron el tiempo en tempestad con relámpagos y en medio de la confusión se escaparon […] Mucha gente de los bofaizaɨ desapareció en este lugar y algunos lograron escaparse. A los otros los cogieron y los llevaron hacia abajo a Iquitos. Aquí termina la palabra de venganza que trajo el clan bofaizaɨ, hasta ahora no existe ningún escrito de estos hechos. Hasta aquí termina esta narración. Ahora nosotros somos la nueva generación de los bofaizaɨ, los neifaizaɨ; sabemos que la palabra de nosotros no es buena, es la palabra de candela, palabra de guerra, que es la que cuidamos. Entonces esta es la palabra de los bofaizaɨ, se podría decir "la rebelión de los bofaizaɨ: la noche oscura". Eso es todo lo que puedo contar, sin inventar nada; esta es la historia de nosotros”. Pueblo Uitoto-Mɨnɨka.


Pueblo Uitoto-Mɨnɨka.


“Por esos tiempos, a raíz de un enfrentamiento que tuvieron, mi papá cargó a un soldado que había muerto, ese caso sucedió en Caucaya (afluente del Putumayo); el soldado muerto tenía de apellido Leguízamo por esta razón en honor a este soldado le dieron el nombre a ese lugar. Allí, mi papá demoró mucho tiempo, después cuando él pensó que ya todo el conflicto había terminado por estos lados se regresó, trajo semillas de plátano, yuca y de otras [clases]. Regresó con sus hijos y llegó [a] la bocana de Jɨgaɨe nuevamente. De ahí empezó a organizarse, plantó su chagra en la cabecera de este río (Igaraparaná), luego él bajó hasta este lugar (Santa Rosa); aquí reunió a toda la gente y realizó un baile ɨfonako [y] zɨkɨi en la bocana de Jiyɨkue. En este baile hubo la presentación de máscaras con los tótems de los diferentes clanes, es un baile z+k+i pero la finalidad es ɨfonako. Con este ritual realizó un saneamiento espiritual de todo el duelo de las masacres a las familias, clanes y mayores desaparecidos. Desde ese momento no es permitido para nosotros hablar más de estos hechos. De allí surgieron las buenas palabras, las palabras de cantos y bailes, [de] eso es [de] lo que es permitido hablar…”.


Testimonio de Lino Kuetgage, ɨineyɨ. Anciano del clan fɨeraiaɨ, pueblo Uitoto-Mɨnɨka.

Resignificar

“El hecho de que ahora esas ruinas sean un colegio tiene una razón social que lo dijeron nuestros mismos mayores: aquí donde nos mataron tenemos que educar a los niños en este nuevo momento histórico que estamos. Por eso es que ahora las ruinas son sede de la institución educativa que tenemos ahora”.


Rector del Colegio Indígena Casa del Conocimiento, 2016.

A nosotros no nos puede invitar a la violencia, estos pueblos no somos parte de esa violencia que hoy nosotros vivimos. Son las violencias de los otros

Pueblos esencia del tabaco, la coca y la yuca dulce, 2021.

Un mandato para nosotros es preservar la vida, independiente de su forma.

Pueblos esencia del tabaco, la coca y la yuca dulce, 2021