Sanación y Armonización

Pueblo Awá

Para nuestro pueblo Awá la palabra sanación tiene cierta complejidad y genera tristeza. ¿Qué tanta disposición hay para sanar cuando vemos que en nuestro pueblo, en nuestras comunidades el conflicto no se ha ido?, que sigue incluso más fuerte que antes. Hay restricciones para poder entrar a algunos territorios, los procesos de Guardía Indígena, de gobernanza, están limitados por no tener acceso a lugares, porque después de que se firma el acuerdo de paz surgen más grupos armados, hay más violencia, más conflicto. En medio de todo eso, hablar de sanación también es una apuesta que va en dos sentidos que los mayores decían: no tenemos que hablar solo de sanación, sino también cómo nos hacemos más fuertes, cómo estando en medio del conflicto, de un posconflicto, cómo se reinterpreta al interior de nuestros pueblos y comunidades.

Desde el trabajo espiritual, se pueden realizar procesos de sanación y de armonización, aunque se debe reconocer que eventos como la pérdida de una vida o la destrucción de la naturaleza no se pueden sanar por completo.

Rastrear la memoria

“La conversación y el caminar son dos factores determinantes de lo que es ser Awá (...) Buscamos llegar al origen de nuestra historia, la autenticidad e identidad de nuestro pueblo, con esa visión se dio origen al rastreo histórico. Nuestra historia es grande e intangible, hasta ahora no se ha escrito y todo está en la sabiduría de nuestros mayores. Es ese conocimiento el que enriquece nuestra identidad como ser Awá, con su territorio, con su cultura, por eso queremos caminar por donde nuestros mayores anduvieron”


Maikin pamparuzpa Awá sukin pura kamakpaz, 2014.

La Gran Familia Awá Binacional


Resguardo el Gran Sábalo, municipio de Barbacoas, Nariño. Foto: Mauricio Ramírez Vásquez, CNMH. 2021.

Nuestro territorio ancestral ha sufrido intervenciones y afectaciones desde la colonización española hasta nuestros días, ocasionando un constante desplazamiento para poder vivir en tranquilidad y en armonía con la naturaleza. A mediados del siglo XX se incrementan las afectaciones a nuestra integridad física y cultural y por iniciativa de los mayores y líderes de la época, se inicia un proceso organizativo para hacerle frente a la violencia que nos estaba exterminando.

Desde 1982, con el surgimiento de las primeras organizaciones y a partir del Primer Encuentro de Líderes Awá de Colombia y Ecuador en 1986, se fue gestando la idea de crear la Gran Familia Awá Binacional. Surge como una estrategia de unidad política y de fortalecimiento cultural que busca mejorar la calidad de vida, impulsar el reconocimiento de la identidad propia, y garantizar los derechos dentro y fuera del territorio, a la par que se erige como una respuesta frente al riesgo de extinción al que está expuesta nuestra lengua, medicina tradicional, cosmovisión y territorio por causa de la presencia de grupos armados y bandas de narcotraficantes que se disputan el control territorial, y por la presencia de proyectos extractivos.

La Gran Familia Awá Binacional (GFAB) está constituida por cuatro organizaciones: una en Ecuador, dos en Nariño y una en Putumayo. Se trata de la Federación de Centros Awá del Ecuador (FCAE) con 27 Centros, la Unidad Indígena del Pueblo Inkal Awá (UNIPA) con 32 resguardos, el Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (CAMAWARI) con 16 resguardos, y la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Inkal Awá del Putumayo (ACIPAP) con 47 resguardos.

Nos organizamos para vivir dignamente en el territorio. Somos una familia que tenemos una cultura, una lengua ancestral y un pensamiento propio. Se ha luchado por mantener nuestras particularidades como pueblo Inkal Awá para tener mayor fortaleza y poder resguardar los árboles, los ríos, ish mitna (cuidar, proteger), su Pakpana (defender el territorio), y defender el Territorio que habitaron los Mayores. También nos organizamos para defender nuestra autonomía, el ejercicio de un gobierno propio, para hacer freno a todos los factores que nos quieren exterminar, que actúan en contra de nuestra vida en el territorio Inkal Awá. Y porque queríamos que nuestras voces fueran escuchadas y así poder gozar de nuestros derechos como seres humanos


Maikin pamparuzpa Awá sukin pura kamakpaz, 2014.

(…) nos comenzamos a dar cuenta que estábamos ubicados en Nariño, Putumayo y el Ecuador, pero que antes no había fronteras, para nosotros era, y es un solo territorio, pero mirando en esta época que las políticas nacionales de pais a pais son diferentes, también nosotros comenzamos a organizarnos por regiones, bajo unos criterios propios transversales, entonces nacen la GONAE, UNIPA, CAMAWARI y ACIPAP, siendo autónomo. La gran familia Awá germina sus semillas para caminar unificado en un solo pueblo, una sola cultura, un solo territorio. El objetivo como Gran Familia Awá (GFA) es no hablar ya como cada organización, sino luchar como una nacionalidad, con derechos, con principios y con territorios propios.


Maikin pamparuzpa Awá sukin pura kamakpaz, 2014.
Extractos de los documentales “Ashampa Awá. Entretejiendo realidades” (2014) y “Ñankara: tras la mirada Awá” (2017), elaborados por el pueblo Awá con apoyo del CNMH.

La GFAB construyó un Plan de vida en el que se propuso como un eje de trabajo rastrear las huellas de sus ancestros. Esto implica recorrer el territorio, fortalecer los lazos de familiaridad pese a la distancia, y salvaguardar el saber y el consejo de sus mayores para comprender las problemáticas y riesgos que atentan contra sus modos de vida.

Las pisadas del conflicto

La llegada de los colonizadores españoles, la apertura de caminos y carreteras que atravesaron nuestro territorio; la construcción del ferrocarril a Tumaco en 1930, la expansión del cultivo de palma africana, los proyectos petroleros y mineros en los años cuarenta, la bonanza del cultivo de coca en la década de los sesenta y el oleoducto transandino en 1970, la minería y la explotación maderera, entre otros episodios, nos han obligado a desplazarnos desde nuestro territorio ancestral hacia las partes más altas de la selva.

A finales de los años ochenta, las FARC y el ELN llegaron a nuestro territorio (Katsa su), a Putumayo y Nariño, por su ubicación estratégica. Los combates y disputas territoriales de estas guerrillas con el Ejército, a las que se sumaron los grupos paramilitares y otras bandas criminales, desde el 2000, recrudecieron el Conflicto Armado.

Las tres masacres registradas en 2009, en los resguardos de Tortugaña Telembí, Gran Rosario y Ñambí-Piedra Verde, dejaron un saldo de más de 40 personas muertas, encendieron las alertas y nos sacaron del anonimato histórico. En los últimos 18 años hemos visto caer a más de 2.000 compañeros, según datos de la organización del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (CAMAWARI). Con el proceso de paz, la guerra nos dio una breve tregua pero, después de unos meses de aparente calma, las amenazas y los asesinatos en contra de nuestro pueblo se recrudecieron.

Extractos de los documentales “Ashampa Awá. Entretejiendo realidades” (2014) y “Ñankara: tras la mirada Awá” (2017), elaborados por el pueblo Awá con apoyo del CNMH.

La lucha por la conservación del Territorio Grande Katsa Su

Municipio de Barbacoas, Nariño. Foto: Mauricio Ramírez Vásquez, CNMH. 2021.

A diferencia de la ciudad, la selva es la batea donde se ha creado el poder del espíritu. Aquí trabajamos para sobrevivir en nuestra relación con la naturaleza, para nosotros es quien nos da de comer, quien nos cuida, es la que nos da la vida a todos los seres, en ellas nos curamos las enfermedades con nuestros curanderos. Por eso respetamos mucho nuestra naturaleza, el medio ambiente, y todavía en algunas partes tenemos territorios casi sin tocarlos, allí es donde está el espíritu, las plantas medicinales y madera de combustibles, es decir todavía existe flora y fauna


Maikin pamparuzpa Awá sukin pura kamakpaz, 2014.

Tras soportar largos periodos de desplazamiento y violencia, hemos emprendido gradualmente el retorno a nuestro territorio ancestral (Katsa su). La tierra donde vivimos está ubicada entre la meseta andina y el litoral Pacífico, y desde el piedemonte hasta la amazonia. Es el hábitat de especies clave y endémicas, uno de los lugares con mayor diversidad en el planeta, y que hoy está en alto riesgo de amenaza. Con la creación de proyectos comunitarios y ambientales, además de conectar el territorio y construir corredores biológicos, buscamos la conservación de los ríos y el uso sostenible de la biodiversidad.

Además de las iniciativas de protección de nuestro territorio, buscamos rescatar esas tradiciones que la colonización y el Conflicto Armado nos arrebataron. Recuperar nuestra lengua ancestral awapit, nuestra música tradicional de marimbas, tambores y flautas, el proyecto de las mujeres tejedoras de artesanías, así como nuestros rituales, ceremonias y cosmovisión nos han servido como bálsamo para un pueblo que no se rinde ante la violencia.

Extractos de los documentales “Ashampa Awá. Entretejiendo realidades” (2014) y “Ñankara: tras la mirada Awá” (2017), elaborados por el pueblo Awá con apoyo del CNMH.

El territorio para los Inkal Awá significa significa vida, porque hay prácticas de rituales; se siembra, se cosecha, se recolecta, se pesca y se realiza la cacería. Es donde está la medicina y la sabiduría ancestral y la formación, el aprendizaje, porque nos enseña cómo utilizar la tierra, a no talar los árboles de las cabeceras de los ríos y sembrando productos propios. Katsa Inkalparane Wan Ti kuanachi, kalpa Purampa, (no debemos talar en grandes extensiones de árboles para que los animales puedan vivir), Uspa Kuat Puranpa, Awa Kanain Chanap Kamai, (los animales necesitan de la naturaleza tanto como los seres humanos necesitamos de ella, por eso no deben permitir la siembra de cultivos ilícitos y proyectos mineros, para que no se contaminen los ríos y no haya enfermedades en nuestro territorio)


Maikin pamparuzpa Awá sukin pura kamakpaz, 2014.

La Guardia Indígena

Para enfrentar las situaciones de violencia que la presencia de actores armados legales e ilegales ha generado en nuestros territorios ancestrales, hemos desarrollado una estrategia de autoprotección: la Guardia Indígena. La Guardia Indígena está conformada por grupos de jóvenes, niños, niñas, mayores, mujeres y hombres que defendemos la vida y el territorio; nos caracterizamos por portar el bastón de mando y por garantizar la seguridad en nuestro territorio, de forma autónoma, sin la necesidad de la intervención del Ejército o cualquier grupo armado.

Nuestra Guardia Indígena tiene como lema: “Ante las armas, la palabra”, y bajo los principios de “unidad, territorio, cultura y autonomía” hemos jugado un papel determinante en el cuidado de nuestras comunidades y el medio ambiente, en la defensa de la paz, en la protección de los derechos humanos y en evitar el reclutamiento forzado de nuestros niños y jóvenes por los grupos armados, entre otros. La formación y el fortalecimiento que recibimos nos ha permitido ejercer un mayor control social y territorial, pese a que esto implique arriesgar la vida de nuestros guardias.

Orlando Moriano cuenta sobre las funciones de la guardia indígena Awá. Pueblo Awá. 2021

Ashampa Awá. Mujeres tejedoras de vida e identidad

Las mujeres, además de velar por el cuidado de la familia, siempre hemos sido lideresas y gobernadoras; esto ha tomado mayor fuerza en los últimos años.

Sin la mujer no existiría la historia, al igual que sin el hombre, ya que no existiría el vínculo, ni la procreación. Tanto la mujer como el hombre son importantes en la naturaleza, todo ser vivo necesita del otro. En otras palabra, es una conexión que hace germinar el respeto y muchos valores humanos con los que hemos aprendido a vivir; y como aquel árbol necesita la lluvia, de la tierra, de los ríos, de las nubes, de los rayos del sol, del viento, los cantos de los pájaros, de las plantas que sanan, para su bienestar, es decir son un complemento

La Lideresa Doris Puchana (de la organización CAMAWARI) habla sobre su trayectoria dentro de la organización. Pueblo Awá. 2021.
Extractos de los documentales “Ashampa Awá. Entretejiendo realidades” (2014) y “Ñankara: tras la mirada Awá” (2017), elaborados por el pueblo Awá con apoyo del CNMH.
La Lideresa Doris Puchana de la organización CAMAWARI habla de la participación de las mujeres en los procesos de liderazgo dentro de las comunidades. 2021.

Mural en la Casa de la Mujer. Resguardo el Gran Sábalo, municipio de Barbacoas, Nariño. Foto: Carolina Quintero Agámez, 2021. CNMH

Líderes indígenas afectados

(...) la Mala Muerte es un concepto que nos enseñan los Pueblos Indígenas para recordar que la muerte hace parte del ciclo natural de la vida, pero que morir mal, en tanto muerte causada por la violencia, puede acarrear desorden, tristeza, sufrimiento y maldición, generando desarmonía entre el individuo, la comunidad y el territorio. En este sentido, el asesinato, la masacre, la tortura, son hechos violentos que interrumpen la Red Vital, los rituales mortuorios propios y la cosmogonía fúnebre para dar lugar a un dolor no tramitable por los rituales funerarios comunes y generar un escenario de terror y amenaza que persiste y acecha. Así las cosas, la muerte natural está en armonía con el ciclo vital, mientras la mala muerte quiebra el tejido social, los procesos comunitarios y la cultura; por ejemplo, cuando es asesinado un sabedor ancestral con él muere conocimiento y se pierden referentes de autoridad y organización tradicional.


Tiempos de vida y muerte. Memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia. CNMH-ONIC, 2019.

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