Itinerancia en Bogotá : Museo de Memoria de Colombia
Voces para transformar a Colombia
Itinerancia en Bogotá
Durante más de dos semanas, entre el 17 de abril y el 2 de mayo, el Museo de Memoria de Colombia tuvo su primera gran salida al público: en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Lugar: Pabellón Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), Corferias

Fecha: 17 de abril al 2 de mayo de 2018

Área: 1200 m2

Número de visitantes: 76.585

A las más de 70 mil personas que nos visitaron las recibió una pregunta a la entrada, “¿qué me ha dejado la guerra?”, y dos caminos posibles: uno de venganza, culpa e impotencia, otro de motivación, empatía y dignidad. Allí arrancaba el recorrido para conocer Colombia a través de la valentía y resistencias de sus víctimas: las mujeres de la Organización Femenina Popular, los indígenas wiwa y barí, las madres de la Comuna 13, los reclamantes de tierras del Urabá, los ribereños del Atrato y el Magdalena, los campesinos cocaleros de Putumayo, los sobrevivientes de la Unión Patriótica, y otros más.

Es de resaltar la contribución esencial que realizan de las víctimas, organizaciones y colectivos de derechos humanos, tanto en la construcción de piezas como en la activación e interacción con los visitantes durante los días de la muestra. Esta participación (cuyas metodologías siempre están en construcción) se da de múltiples formas: desde piezas realizadas por iniciativas de memoria o víctimas directamente, consulta y consenso sobre formas de representación, presencia de personas de territorio durante la exhibición pública, programación (teatro, música, etc), entre otras posibilidades.

Desde temprano en la mañana, durante la franja FILBo Escuela, entraban cientos de niños, niñas y adolescentes al pabellón. Recorrían la exposición por rutas que mostraban historias en clave de medioambiente, de participación política, de conflictos urbanos. Subían al segundo piso y se alineaban detrás de un espacio con cascos de realidad virtual para visitar lugares de memoria a cientos de kilómetros, en el Urabá Antioqueño, el Bajo Putumayo y el Magdalena Medio. Participaban en talleres y laboratorios de creación, donde se acercaban a la memoria desde sus cuerpos, sus experiencias y lenguajes artísticos.

88 de esos visitantes regionales, sumados a quienes estaban en Bogotá, participaron de una programación artística, cultural y académica de 103 eventos, que reunió a víctimas, escritores, músicos, activistas e investigadores. Todos ellos pasaron por el foro y el teatro del pabellón. La rumana Ana Blandiana habló de la memoria del comunismo en su país y la chilena Nona Fernández de la dictadura de Pinochet en el suyo. Maestros tradicionales del Atlántico y del Pacífico dieron un conversatorio cantado y los actores bonaverenses de Tocando la marea sacaron a bailar al público después de dar una lección sobre la violencia en el puerto. Campesinos del Carmen de Bolívar contaron sobre el cultivo de aguacate y otros campesinos del sur del país lo hicieron sobre el cultivo de coca. Mujeres afrodescendientes hicieron un homenaje a las víctimas de Bojayá y mujeres pescadoras y barequeras advirtieron sobre el peligro que enfrentan quienes viven a orillas de los ríos.

Los visitantes no solo miraban: eran interpelados. No estaban allí para absorber información sino para dialogar alrededor de las preguntas que la exposición planteaba.

En el segundo piso de la exposición había una casa que se construía entre todos. La gente escribía mensajes en sus paredes: “no permitamos que nos sigan arrebatando nuestros sueños”, “somos futuro”, “queremos paz”, “aún hay esperanza”. También una radio en vivo, donde hubo conciertos, radioteatro y lecturas para niños. Esos espacios promovieron la participación activa de los asistentes. A la salida de la exposición, los despedía otra pregunta: ¿qué puedo hacer para transformar a Colombia? No discriminar a quien piensa diferente, escuchar a las víctimas, organizarse políticamente. Todos podían dejar sus ideas y compromisos.

Aunque desde 2012 el Museo ha promovido espacios para dialogar sobre memoria histórica —desde festivales de teatro hasta seminarios sobre duelo y reconciliación—, Voces para transformar a Colombia es el primer gran paso para consolidar su potencial: generar reflexiones, debates y acciones transformadoras en los asistentes.

Rito de armonización wiwa.

Yeismith Armenta (izquierda) y Jose Antonio Mojica. Ellos dos, junto con Romualdo Gil y Antonio Pinto Gil, todos indígenas wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta, dirigieron el ritual de apertura de la exposición Voces para transformar a Colombia. Son parte de la Organización Wiwa Golkushe Tayrona, con la cual el Grupo de Enfoque Étnico del Centro Nacional de Memoria Histórica realiza desde hace más de cuatro años la investigación de memoria histórica y cartografía social que dio origen a la pieza wiwa, expuesta en el caso de pueblos indígenas del eje Tierra.

LUDIVIA VENEGAS

Ludivia Vanegas hace parte de AFAVIT. Durante su visita en Voces para transformar a Colombia estuvo realizando mediaciones a los visitantes, explicando la historia de vida del Padre Tiberio y de la comunidad de Trujillo, Valle. Hizo parte de la construcción de la pieza audiovisual Corporéa.

Bogota. Representantes Buenaventura

Orlando Castillo es un líder comunitario del Espacio Humanitario Puente Nayero, ha denunciado públicamente las extorsiones que vienen llevando acabo Grupos Armados Postdesmovilización en el acceso fluvial al puerto de Buenaventura. Durante su visita a la exposición de Voces Para Transformar a Colombia participó del conversatorio “Así se expulsa la guerra”.

JOHAN MARTINEZ

Leyder Domicó, en compañía del mayor Alejandro Domicó, representantes de la comunidad embera katío, le toma una foto a los objetos que representan a Kimy Pernía, líder indígena desaparecido por oponerse a la construcción de la Represa Urrá 1.

1. Exposición. Foto Manuel Beltran

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Reinado Trans. Foto por: Daniel Sarmiento

Conversatorio Víctor Gaviria. Foto por: Daniel Sarmiento

Tocando la marea. Foto por: Andrés Giraldo

Monumento Sonoro. Foto por: María Paula Duran

Cantos para la vida de Buenaventura. Foto por: María Paula Duran

6. REVISAR Espectadores-

6. Performance. Foto Maria Duran.

Bogotá

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