Por: Laura Cerón
Fotografía: Laura Cerón
Actualizada 12.12.2019
¿Qué tienen los niños, niñas y adolescentes que decir respecto al conflicto armado colombiano? ¿Cómo lo viven? ¿De qué forma lo cuentan y lo superan? Cinco iniciativas de memoria del Distrito de Aguablanca y dos propuestas de Caloto, Cauca y Bogotá fueron presentadas por ellos y ellas en el marco de la exposición Voces para transformar a Colombia en la Casa Obeso, en Cali.
El enfoque de niños, niñas y adolescentes del Centro Nacional de Memoria Histórica, junto con el apoyo del equipo educativo del Museo de Memoria de Colombia y Save the Children -fundación que promueve los derechos de la niñez- reunió a más de treinta niños, niñas y adolescentes del Distrito de Aguablanca, para que contaran sus historias y proyectos a partir de sus experiencias alrededor de la violencia y cómo entienden la construcción de paz. Junto a ellos estuvieron los Abrasitos Nasa, de Caloto, Cauca y niños que han participado de la estrategia Atrapasueños, de la Secretaría de Integración Social de Bogotá.
Youtubers, locutores, niñas y adolescentes futboleras, pintores, actrices y bailarinas mostraron cómo el arte y las nuevas tecnologías han sido empleadas por las nuevas generaciones para crear sus recuerdos. Sus obras plasman a sus familiares, a sus hermanos y hermanas, en las historias que se construyeron con sus antepasados en la cotidianidad de barrios como Potrero Grande y Llano Verde del Distrito de Aguablanca y analizan los asuntos de actualidad que son significativos en sus colegios.
Por medio de cuadros, videos, partidos de fútbol y obras de teatro, los niños y las niñas contaron cómo viven en ambientes donde es recurrente la violencia de género, el desplazamiento forzado, la violencia intrafamiliar y las fronteras invisibles de sus barrios.
“Nos encargamos de pintar las historias que nos ocurren, también hablamos con adultos mayores porque ellos han vivido muchas cosas y podemos relatar sus historias a través del arte. Fueron seis clases de cinco horas cada una, en cada clase contábamos la historia, nos ayudaban a encontrar símbolos y colores para representar las emociones. Pudimos entender cómo hablar y cómo restaurar las heridas del pasado”, afirmó Jarlin Castillo, artista e invitado al conversatorio.
Los Abracitos Nasa es un proyecto que nace en el resguardo indígena de Huellas, Caloto y que acompaña a niños entre los 4 y 14 años ofreciendo talleres psicosociales y socioculturales que refuerzan sus lazos con su cultura y su ancestralidad, aún en medio de brotes de violencia contra ellos -como el reclutamiento forzado- y contra sus cuidadores.
Cuando les preguntaron para qué sirve la memoria y recordar eventos o situaciones del pasado, varios contaron que es una forma de no repetir los mismos errores, romper ciclos de violencia y pensar espacios tranquilos y seguros.
“La paz empezaría por cada uno de nosotros y de nuestras familias. Mi madre me abandonó cuando tenía cinco años y me dejó con mi papá. Trabajando esas herramientas, me di cuenta que si mi mamá me dejó abandonada yo cuando crezca no lo haría porque tengo que cortar la cadena”, contó Adismar Burbano del resguardo de Huellas.