Por: Juan José Toro
Para Gil Farekatde, un indígena huitoto, abundancia significa tener lo justo para vivir bien. Ni más ni menos. Él y otros indígenas bora, ocaina y muinane se hacen llamar “hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”, y lideran la memoria y la defensa del territorio de los pueblos de La Chorrera, en Amazonas, que hace casi un siglo fueron masacrados y torturados durante la bonanza cauchera y varias décadas después tuvieron que sacar a guerrilleros y paramilitares de su región.
El tabaco, la coca y la yuca dulce son una trinidad. Farekatde, que estará en la Feria Internacional del Libro de Bogotá en un conversatorio sobre la coca, explica que no puede hablar solo de ella, sino de las tres cosas, que juntas son el equilibrio del comportamiento y dan los principios de vida. El tabaco es la representación de lo divino, la coca de lo humano y la yuca dulce de la mujer.
Farekatde ve sencillo algo que al mundo a veces le cuesta: la diversidad y lo colectivo. La diversidad es reconocer que los otros sienten igual que uno y por eso hay que ser solidario. Lo colectivo es asegurar que las decisiones políticas, ecológicas, culturales o espirituales que involucran a la comunidad se tomen en conjunto. “Cuando tenemos eso”, dice, “decimos que somos respetuosos. Y si somos respetuosos con el otro, con el agua, con los bosques, incluso con los seres que no percibimos, llegamos al buen vivir, que es el desarrollo que perseguimos”.
Después de más de cuarenta años como líder, Farekatde cree que estamos en un momento histórico para llegar a acuerdos. En su comunidad están dispuestos a sentarse a hablar sobre educación, salud, comunicación y tecnología. “Queremos encontrar un equilibrio entre lo que el conocimiento propio tiene y lo que necesita”. Lo único que no negocian es su espiritualidad y el gobierno del territorio.
Las siguientes palabras de Farekatde resumen su visión de líder espiritual y se convierten en una oración para no olvidar:
Todo lo que hagas se tiene que hacer con el corazón frío
se tiene que hacer con el corazón dulce.
Y se tiene que hacer con ese corazón de estimación al otro.
Eso quiere decir que entre los dos mundos hay cosas
de palabra caliente y de palabra fría
Palabra caliente es todo lo negativo
y palabra fría es todo lo positivo
Cuando se altera ese orden entonces decimos que hay que enfriar la palabra
hay que endulzar la palabra
Pero no desde la palabra
sino desde el concepto del conocimiento del cuidado de la palabra de vida,
del cuidado del aire de vida.
Cabildo del Resguardo Indígena de La Paila Naya
Consejo Comunitario del Río Yurumanguí y Asociación Popular de Negros Unidos del Río Yurumanguí.
Colectivo Radio Laboratorio
Maria Alejandra Ordoñez
Fundación Prolongar
Artesanal Tecnológica y Costurero Tejedoras por la Memoria de Sonsón
Colectivo Antónima
Colectivo supresión alternativa