Retratos no hablados : Museo de Memoria de Colombia

Retratos no hablados

  • María Alejandra Ordoñez
  • Artes visuales
  • Instalación
  • Obra
  • Proceso
  • Contexto

Retratos no hablados es una instalación sonora en la que los asistentes pueden escuchar audios de conversaciones con personas cercanas y /o familiares de desaparecidos mediante teléfonos. A partir de estos testimonios, la instalación permite conocer las emociones, percepciones y esperanzas de quienes diariamente conviven con el recuerdo de su ser querido.

Además de exponer una de las modalidades de violencias más atroces, la autora explora los re-encuentros, las conexiones inexistentes y las violencias en el relato. Al mismo tiempo, plantea la imposibilidad de contestarle al que se escucha al otro lado del teléfono, creando una especie de enfrentamiento incontestable en sí mismo, ya que no existe una respuesta sobre el paradero de la víctima. La obra busca una reflexión desde la humanización de las víctimas a partir de la palabra, de aquellas memorias invisibles y relatos no escuchados.

Retratos no hablados hace parte de los ganadores de la III Convocatoria Nacional de Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria 2016, realizada por el CNMH y la dirección de Museo Nacional de la Memoria. Fue uno de los proyectos ganadores en la categoría Becas de investigación y producción de proyectos museográficos sobre memoria histórica y conflicto armado: memorias de guerra, resistencia y dignidad.

Antes de crear esta instalación, María Alejandra Ordoñez se acercó a 3 casos de familiares de desaparecidos. Posteriormente, la elaboración de la obra tuvo dos etapas. La primera se basó en el acercamiento a las historias de las personas desaparecidas a través de sus familiares. Después realizó talleres con personas afectadas por este tipo de violencia y desarrolló análisis de casos de estudio, observación participativa y entrevistas abiertas. En esta etapa, la artista sintió la necesidad de desprenderse de la imagen como representación de la desaparición y pensó en el teléfono como un objeto simbólico y mediador para que circularán aquellos relatos.

La desaparición forzada es una de las modalidades de violencia que han usado los diferentes perpetradores en el marco del conflicto armado. El último informe publicado por el CNMH Hasta encontrarlos: el drama de la desaparición forzada en Colombia, indicó que entre los años de 1977 y 2015 se registraron 60.630 casos de personas desaparecidas en el país, de las cuales solo se conoce paradero de 8.122 víctimas, equivalente al 13.4 por ciento del total de las personas desaparecidas forzadamente.

El informe también evidencia, que el periodo con mayor número de personas desaparecidas fue entre 1996 y 2005 con un total de 32.422 casos en 919 municipios.

El primer hito reconocido de desaparición forzada se remonta al 9 de septiembre de 1977, último día que vieron con vida a Omaira Montoya Henao, bacterióloga y reconocida militante de izquierda, quien fue retenida junto a su novio, por miembros del Servicio de inteligencia, en ese entonces el F2 y por militares adscritos a la Brigada ll del Ejército Nacional. Días después apareció el compañero de Omaira, y de ella, aún no hay información.

El informe ¡Basta Ya! preparado por el Grupo de Memoria Histórica en el 2013 señala, por un lado, que los paramilitares fue el grupo insurgente que en mayor medida ejecutó desapariciones, y por otro, estableció que miembros de la Fuerza Pública también utilizaron la desaparición como mecanismo de control ilegal.

A partir del Acuerdo de Paz firmado con la guerrilla de las Farc el 24 de noviembre de 2016, y del Decreto presidencial 589 de 2017, se crea la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidos (UBPD), la cual estará encaminada a la búsqueda y localización de personas desaparecidas en el contexto del conflicto armado.