Doble filo
- Clemencia Echeverri
- Obra
- Contexto
Una mano inmensa entra al plano del video para hacer el dibujo básico de una casa: un triángulo como techo y un cuadrado como estructura. Continúa esta acción y cambia la imagen para mostrar un palo que hace el mismo dibujo en barro. La lluvia cubre este dibujo y se convierte en río; éste cambia de color, la pantalla se inunda lentamente. La imagen de un papel rasgado por un cuchillo es intercalada con las secuencias del río y del barro. El sonido es de ambiente se combina con un radio y el cuchillo rasgando el papel. Esta video instalación es una experiencia que invade los sentidos atrapando al espectador para dar cuenta de los procesos violentos en las zonas rurales del país. De doble filo es impactante y abierto a muchas lecturas individuales.
El conflicto armado en Colombia completa más de medio siglo. Los perpetradores han sido guerrillas, como las FARC y el ELN, así como carteles del narcotráfico, miembros de las fuerzas del Estado, grupos paramilitares y las posteriores bandas criminales.
El terrible y casi siempre invisibilizado legado que deja este conflicto son las víctimas. En el 2013, el Centro Nacional de Memoria Histórica entregó al presidente de la República, Juan Manuel Santos, el informe “¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad”, que contiene cifras del conflicto armado colombiano desde 1958 al 2012.
El informe reveló que ha habido 220.000 personas asesinadas, 25.000 desaparecidas (desde 1985), 27.000 secuestradas (desde 1970) y 4.744.046 desplazadas (desde 1996). Respecto a esta última cifra, en el 2013 la ONG Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno entregó al vicepresidente Angelino Garzón la lamentable noticia de que Colombia encabezaba la lista del mayor desplazamiento forzado del mundo. En 2014, el país descendió al segundo puesto.