Cartografía de la guerra. Dolor y esperanza : Museo de Memoria de Colombia

Cartografía de la guerra. Dolor y esperanza

  • Natalia Botero
  • Artes visuales
  • Fotografía
  • Obra
  • Contexto

En Cartografía de la guerra. Dolor y esperanza, la fotógrafa Natalia Botero narra las historias de las víctimas de las peores barbaries de la guerra en Antioquia. En su serie fotográfica se pueden ver tragedias como la voladura del oleoducto por el ELN en Machuca, el sepelio de los niños asesinados por militares de la Cuarta Brigada en Pueblorrico y la condición de pobreza extrema de los indígenas Embera en Medellín, tras ser desplazados de sus tierras por grupos armados. Aunque estas imágenes muestran el desastre, el dolor y la muerte que ha causado el conflicto armado, también resaltan la esperanza, la dignidad humana y la vida que persiste a pesar de circunstancias adversas. Con sus fotografías, Botero denuncia el horror mientras reconoce la fortaleza y la resiliencia de quienes han tenido que vivirlo.

Cartografía de la guerra. Dolor y esperanza es uno de los portafolios ganadores de la convocatoria de fotografía Infrarrojo: historias de luz que no se ven, organizada en el 2014 por el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Eventos y lugares de las fotografías:

Voladura de oleoducto por el ELN. 18 de octubre de 1998.
Entrega de restos a los familiares. Bunker de la Fiscalía, Medellín, Antioquia. 23 de Diciembre de 2012
La comunidad del sector de la Comuna 13 afectada por la incursión de la fuerza pública y de los grupos armados ilegales durante la Operación Orión. San Javier,  Medellín, Antioquia. 16 – 21 de Octubre de 2002.
Masacre perpetrada por las Farc, en las veredas Dos Quebradas, Dinamarca y La Tupiada. San Carlos, Antioquia. 18 enero de 2003.
Luis Alfonso Quintero, víctima de minas antipersona. San Francisco, Antioquia. Noviembre de 2005.
Toma guerrillera de las FARC durante tres días, destruye la plaza, la estación de policía, tiendas y negocios. Nariño, Antioquia. Julio de 1999.
Incursión de paramilitares en el Municipio de Peque. Tomada el 4 de julio de 2000.
Masacre de 16 personas cometida por paramilitares del Bloque Metro. Granada, Antioquia. 3 de noviembre de 2000.
Indígenas Embera en situación de desplazamiento, Iglesia la Candelaria. Medellín, Antioquia. Marzo de 2003.
Multitudinaria marcha por la NOVIOLENCIA. Municipio de Caicedo. 20 de abril de 2002.
Exhumaciones en el cementerio La Granja, Ituango. 10 de Julio de 2010.
Sepelio de los niños asesinados por militares de la Cuarta Brigada. Pueblo Rico, Antioquia. 14 de agosto de 2000.

Desde los años 60, Antioquia se ha caracterizado por ser un departamento ampliamente afectado por el conflicto armado interno colombiano. Al departamento han llegado todos los actores del conflicto: las guerrillas, las fuerzas armadas, el paramilitarismo y ahora, las denominadas BACRIM, atraídos entre otros, por el importante corredor ilícito que lo atraviesa, desde el Catatumbo hasta el Urabá antioqueño. En la actualidad el departamento ocupa el primer lugar en número de eventos victimizantes (RUV), recibe a reinsertados de las FARC en 3 municipios declarados zonas de concentración y  lleva a cabo uno de los procesos de reparación a víctimas de mayor magnitud del país.

En Antioquia, como en el resto del país, el conflicto ha permeado el escenario político, económico y social. La voladura del oleoducto de Machuca refleja el vínculo entre actores armados y la economía local. La tragedia de Pueblorrico involucró a la sociedad civil y aunque el Ejército reconoció su responsabilidad en la masacre de los seis niños, se declaró como un “error” del cual no se ha dictado sentencia hasta la fecha. Los Embera además de ser victimizados durante el conflicto también lo fueron durante el proceso de paz. El desplazamiento masivo como método de violencia ha sido una constante con profundas implicaciones sociales para estas comunidades cuya relación con el territorio tiene una función de autodefinición e identificación.