Bocas de Ceniza : Museo de Memoria de Colombia

Bocas de Ceniza

  • Juan Manuel Echavarría
  • Artes visuales
  • Audiovisual
  • Música y sonido
  • No ficción
  • Video instalación
  • Videoarte
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  • Obra
  • Contexto

El video Bocas de Ceniza, empieza con el primer plano de la cara de Rafael Moreno, quien le canta a Álvaro Uribe Vélez: «Oiga señor presidente, cómo es que va a gobernar, porque así los campesinos, ‘ombe, con ellos van a acabar». El hombre le reclama al ex presidente por el desplazamiento, por los enfrentamientos, el dolor y la muerte de los que fue testigo en el bajo Atrato, Chocó. Después continúan las composiciones y las miradas fijas al espectador de seis colombianos más: Luzmila Palacio, una mujer desplazada de Juradó, Domingo Mena, Vicente Mosquera y Noél Gutiérrez, tres testigos de la masacre de Bojayá. Por último, los hermanos Dorismel y Nacer Hernández  le cantan y le agradecen a Dios por sobrevivir a la masacre de Trojas de Aracataca en el Magdalena, después de ser acusados de ser guerrilleros

Al final de la década de 1990 y principios del 2000, Bojayá estuvo en medio del fuego cruzado entre la guerrilla de las Farc y los paramilitares. A pesar del clamor de paz y respeto de los habitantes de este municipio chocoano, los enfrentamientos entre los grupos armados continuaron y pusieron a sufrir las consecuencias a una población ajena a los intereses del conflicto. El 2 de mayo del 2002, hombres del Bloque José María Córdoba de las Farc arrojaron un cilindro de gas a una iglesia en Bojayá, hacia las 11 de la mañana, para atacar a paramilitares que estaban escondidos detrás de la edificación. El total de víctimas fue de 98 personas, de las cuales 72 murieron en la explosión y otras 13 fallecieron en medio de los hechos violentos ocurridos en los días anteriores y posteriores. Seis más morirían de cáncer en los ocho años siguientes por cuenta de los efectos adversos de la explosión.

La masacre de Bojayá ha sido catalogada como un crimen de guerra. Los hechos ocurridos allí recuerdan que la población civil no tiene por qué sufrir las consecuencias de un enfrentamiento entre grupos armados que le son ajenos.