Barrio Policarpa : Museo de Memoria de Colombia

Barrio Policarpa

  • Gabriela Pinilla
Haz click para reproducir
  • Obra
  • Contexto

A partir de una investigación de archivos de prensa, archivos de imágenes y entrevistas a habitantes del barrio Policarpa Salavarrieta en Bogotá, Gabriela Pinilla ha construído una serie de narraciones en diferentes formatos para contar la historia de cómo se construyó este barrio en el centro de la ciudad. La animación Barrio Policarpa, hecha con retazos de papel pintado, da cuenta de las luchas de campesinos y obreros desplazados por la violencia bipartidista que, bajo el discurso de la resistencia, exigieron sus derechos sobre los predios que inicialmente habían invadido. También muestra los múltiples intentos violentos de despojo por parte de la Policía.

El proyecto se ha exhibido de diferentes formas y consta de una animación stop motion, una serie de dibujos en papel, murales y un archivo de fotografías reales del barrio. En 2016, en el marco del 44 Salón Nacional de Artistas, Pinilla expuso Ciudad Dorada, un mural basado en una obra de teatro con el mismo nombre en la que unos campesinos pierden sus tierras y sin tener más opciones, se mudan a la ciudad. En palabras de Ximena Gama, curadora de la exposición: “ Es también la historia del grupo de teatro de La Candelaria que en los setenta, bajo un acto de creación colectiva y de resistencia, puso en escena en el barrio la historia del barrio mismo.”

El Barrio Policarpa en Bogotá es importante en la historia de la lucha por la tierra en Colombia. Ubicado entre las calles 1 y 5 sur, y las carreras 10 y 12C, este sector cuenta con más de 7.000 habitantes. En este barrio funciona una de las industrias textiles más importantes de la ciudad.

El Policarpa empezó como un terreno baldío, ocupado por familias campesinas desplazadas por la violencia bipartidista. Las primeras casas fueron hechas con palos y tela y se hicieron contra la pared del Hospital de la Hortúa, actualmente conocido como el Hospital San Juan de Dios. La Policía intervino varias veces para desalojarlos.

Además de ser un escenario de luchas, fue un espacio solidario y familiar. El ejemplo más claro ocurrió en el “Viernes Santo Sangriento”, el 8 de abril de 1966 cuando los residentes del barrio estaban organizando la invasión de un terreno cercano a los ocupados hasta ese momento. La policía dio la orden de desalojo del terreno lo cual desencadenó un enfrentamiento que al final obligó a la policía a retirarse. Hubo heridos y un muerto, las casas quedaron destruidas, pero la gente permaneció unida y no se fue del terreno. Después de este día el barrio quedó constituido.