La desaparición forzada es uno de los delitos más atroces perpetrados en el marco del conflicto armado interno colombiano. Este es definido por el Centro Nacional de Memoria Histórica como una modalidad “desplegada intencionalmente en un contexto de extrema racionalización de la violencia que consiste en la combinación de privación de la libertad de la víctima, sustracción de esta del amparo legal y ocultamiento de información sobre su paradero” (CNMH, 2016, p. 38).
Este especial es producto de las investigaciones y archivos del CNMH.
Naturaleza del delito
Es un crimen de lesa humanidad porque no solo los derechos de las víctimas se vulneran, sino que su comisión afecta al género humano en su conjunto. Es un delito que no prescribe y no está sujeto a amnistías o indultos.
El Código Penal Colombiano, Ley 599 de 2000, en su artículo 165 tipifica que “el particular que someta a otra persona a privación de su libertad cualquiera que sea la forma, seguida de su ocultamiento y de la negativa a reconocer dicha privación o de dar información sobre su paradero, sustrayéndola del amparo de la ley incurrirá en prisión(…)”
Magdalenas por el Cauca Gabriel Posada y Yorlady Ruiz
Magdalenas por el Cauca es una iniciativa de los artistas Gabriel Posada y Yorlady Ruiz que rinde homenaje a las personas desaparecidas y a sus madres, mientras denuncia el horror que han sufrido los habitantes de poblaciones a las orillas del río Cauca. Es un proyecto construido con las comunidades de Trujillo y Cartago afectadas por la violencia. Posada y Ruiz lideraron talleres en los que se definieron temas e imágenes significativas de los desaparecidos. En estos encuentros se construyeron unas balsas y en estas se dispusieron las imágenes que luego navegaron por el río.
Las balsas llevan las imágenes de las madres y de sus desaparecidos, símbolos del dolor y los recuerdos de las personas cuyos cuerpos han flotado sobre las aguas del Cauca, un río de búsqueda, impunidad y olvido. Mientras las obras navegaban, Yorlady Ruiz realizó un performance que evocaba la leyenda popular de La Llorona, el duelo y la desolación de los familiares que siguen pidiendo justicia.
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¿Quiénes son las víctimas sobre las que se ejecuta el crimen?
La caracterización de las víctimas de desaparición forzada se sustenta en la aplicación de la normatividad legal existente: las directas son las personas sobre quienes se comete el delito, y las indirectas son los familiares y allegados inmediatamente a las víctimas directas.. En una tercera instancia se encuentra toda la sociedad.
Víctimas directas
El primer caso reconocido de desaparición forzada y tipificado jurídicamente data del 9 de septiembre de 1977, con la detención y posterior desaparición de Omaira Montoya Henao por parte de miembros del Servicio de Inteligencia, conocido bajo la sigla F2 (Cf. CNMH, 2016, p.224)
Víctimas por ocupación, por Enfoque étnico y situación actual.
Víctimas por étnia
Víctimas por Ocupación
Situación Actual
Vivificar, 2015 Constanza Ramírez
El 30 de agosto del 2015, en el Centro Comercial Calima en Bogotá, de un momento a otro, la Orquesta Sinfónica de Bogotá empezó a tocar el himno de Colombia en la plaza principal. Poco a poco la gente rodeó el espectáculo musical hasta llenar las escaleras y los balcones de todos los pisos del lugar. Para sorpresa del público, varios personajes entraron en la escena para llevarse uno a uno a los músicos de la orquesta. La ausencia de cada músico afectaba la melodía del himno hasta el punto en que perdió toda su armonía. Los músicos se restablecen en escena y aparece un grupo de víctimas con fotografías de sus familiares desaparecidos, mientras se despliega una valla con las cifras de desaparición forzada y la frase: “La desaparición de una sola persona afecta a todo el conjunto de la sociedad”. “Vivificar” es un performance que se realizó en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.
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Ir a Arte y CulturaVíctimas Indirectas
Organizaciones Memoria, Verdad y Justicia
Organizaciones de familiares de Víctimas
Las víctimas indirectas de desaparición forzada han jugado un rol central en la búsqueda de los cuerpos, la lucha contra el olvido y la justicia de los crímenes cometidos. Hasta los años 2000 en Colombia se carecía de mecanismos institucionales para la búsqueda de las víctimas, su atención y reparación, lo cual hizo que las mismas familias y allegados a estas, se organizaron en distintas asociaciones para:
- Hacer frente al drama personal (agenciar redes de apoyo y solidaridad)
- Avanzar en materia legislativa: tipificación y penalización del delito
- Contribuir a la descripción y el análisis de los sucesos, con el fin de elaborar conocimientos que permitan entender el fenómeno y sus secuelas.
Según el CNMH, actualmente el número de organizaciones es superior a ochenta, siendo en su mayoría de carácter local. Algunas de estas son:
Asfaddes, Familiares Colombia, FNEB, Madres de La Candelaria Línea Fundadora, la Asociación Caminos de Esperanza Madres de La Candelaria, AFUSODO, Colectivo de las Madres de Soacha, Mujeres caminando por la Verdad, AVIDES (Asociación de Víctimas de Desaparición de Nariño), Madres por la Vida de Buenaventura, Movice (Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado), Asociación Regional de Víctimas de Santander, Asorvimm (Asociación Regional de Víctimas de Crímenes de Estado en el Magdalena Medio), Federación Nacional de Víctimas de las Farc, Comité Cívico del Meta, Organización Víctimas Chengue, Mesa de Víctimas de Putumayo, Fundación GUAGUA, Tejedoras de vida, Corporación Compromiso, Mujeres en Pie de Lucha, Colectivo 82, Familiares del Palacio de Justicia, Mujeres víctimas construyendo paz, entre otras.
¿Existe una geografía inherente el número de desaparecidos?
Los departamentos con mayor número de víctimas de desaparición forzada.
Antioquia 17.229 Víctimas
Valle del Cauca 3.374 Víctimas
El conflicto armado interno y su relación con la desaparición forzada
Cronología
Existe una distancia entre la dimensión social del fenómeno de desaparición forzada y su correspondiente tipificación a nivel jurídico. Solo hasta el 6 de julio de 2000 la ley 589 lo reconoció como delito y lo diferenció del secuestro.
Para entrar al contenido haz click en las figurasDurante estos años la desaparición forzada pasó de ser un crimen marginal a una práctica regular. Según las investigaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica y el Observatorio de Memoria y Conflicto (con corte al 24/08/2021), de 1970 a 1977, se registran 107 víctimas, mientras que entre 1977 y 1981 figuran 384. Esta tendencia “se caracteriza por un contexto de guerra fría que recorría América Latina y que en Colombia” se asoció con “el Estatuto de Seguridad de [Julio César] Turbay”. Aunque en Colombia no tuvo “las dimensiones ni la generalización de lo ocurrido en el cono sur”, el aumento en las detenciones y el incremento en el número de denuncias sobre torturas fue vinculado con la desaparición forzada (Cf. CNMH, 2018, p.94).
Primer periodo 1970 - 1981
Según las investigaciones adelantadas por el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante este periodo se presentó un crecimiento importante del fenómeno de desaparición forzada: se registraron 7.470 víctimas, a la par con otro tipo de hechos victimizantes como las masacres y los asesinatos selectivos. Una combinación de estrategias contrainsurgentes y acciones de grupos guerrilleros, paramilitares y miembros de fuerzas del Estado.
Segundo periodo 1982 - 1990
Durante estos cuatro años tuvo una relativa contención del fenómeno de desaparición forzada respecto del periodo anterior. El Observatorio de Memoria y Conflicto reporta un ligero aumento en las cifras, con 7.571 víctimas. Los factores que llevan a esta situación son: “ a) la crisis del paramilitarismo en el Magdalena Medio y su recomposición desde Urabá, b) la derrota de los grandes carteles del narcotráfico, c) la Constitución Política de 1991 y la paz parcial con la insurgencia, d) el colapso del comunismo internacional, y e) el fracaso de los diálogos de paz de Caracas y Tlaxcala con las FARC y el ELN y el reacomodo de los actores armados para el relanzamiento de la guerra.” (CNMH, 2016, p. 124) Tiene lugar la promulgación de la Constitución de 1991, que en su artículo 12 establece que “nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes".
Tercer periodo 1991 - 1995
En el marco del conflicto armado interno, este momento es considerado como un periodo de explosión del fenómeno de la desaparición forzada: “Su propagación alcanza a 920 municipios del país y corresponde con la expansión territorial del paramilitarismo y su consolidación en algunas regiones, mientras el narcotráfico y la economía cocalera hacen lo propio” (CNMH, 2018, p.96) Es un periodo relevante en términos de reconocimiento del delito en la legislación colombiana. En el año 2000 se sanciona la ley 589, que reconoce la diferencia entre la desaparición forzada y el secuestro, principalmente por la relación que uno y otro tienen con el cuerpo de la víctima en lo que respecta a la negativa por parte de perpetradores a reconocer la privación de la libertad, dar información sobre su paradero y su posterior ocultamiento.
Cuarto periodo 1996 - 2005
En este periodo el fenómeno decrece, aunque no cesa. Esto coincide con la desmovilización de las AUC, el surgimiento de grupos criminales conformados por algunos desmovilizados, el debilitamiento militar de las guerrillas y el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC(Cf. CNMH, 2018, p.96). Jurídicamente tiene lugar la expedición de la Ley 1448 de 2011, Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que establece en su artículo 23 el derecho a la verdad frente a lo sucedido en el marco del conflicto por parte de las víctimas de desaparición forzada y a su consecuente reparación económica y moral.
Esto es correlativo con la centralización de la información que ha permitido tener una mirada global sobre este delito, identificar a las víctimas directas y a sus familias, así como a las diferentes organizaciones que han contribuido al reconocimiento de los desaparecidos.
Quinto periodo 2006 - Hasta la fecha
Ausencia Aura María Díaz
Escucho la voz que nunca llega
el timbre que nunca suena
los pasos que imagino y no se sienten
la mirada que cada vez es más profunda
pero se aleja y me resisto a pensar que nunca llegues.
No pasará la edad cuando te fuiste
no pasarán los juegos a escondidas
sigo sintiendo los abrazos y besos
de hijo ausente y escucho hoy con más
fuerza la última vez en que mi dijo
ya regreso.
Te observo a través de la ventana
que entra sigiloso... para devolverme los abrazos perdidos,
los besos protegidos,
y para acompañarme a recoger las
lágrimas vertidas por mis ojos
tantos años, para recoger la dignidad
perdida, para recoger la infamia y el
olvido y para sobreponerme a la terrible
indiferencia de los pueblos.
Aura María Díaz fue coordinadora nacional de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (ASFADDES). Su hijo César Ariel Sepúlveda Díaz fue desaparecido el 5 de septiembre de 1994 en Oiba, Santander
¿Quiénes son los perpetradores?
El número de víctimas de desaparición forzada, hecho inherente a las dinámicas del conflicto, varía según el periodo y la zona de acción de cada uno de los grupos perpetradores del delito.
¿Por qué y cómo tiene lugar la desaparición forzada?
Intencionalidades
Castigar
La desaparición forzada es una victimización que se utiliza como método por los perpetradores, para mostrar lo que se encuentra permitido o prohibido. Con la ejecución del hecho, se castigan presuntas conductas, contrarias a las establecidas por quienes tienen el poder de las armas. Para las víctimas indirectas, el crimen es además una señal de advertencia, ya que pueden correr con la misma suerte de la víctima directas. En esta medida, el objetivo es dejar mensajes aleccionadores para inhibir prácticas sociales y políticas.
Mi hijo salió con otro muchacho para la vereda, iba a recoger una chatarra, según cuenta la gente, allá lo estaba esperando la guerrilla del Noveno Frente de las Farc, hay un detenido que lo conocen (...), yo lo reconocí que había sido la persona que había desaparecido a mi hijo y al otro muchacho, supe que este guerrillero había mandado a otros guerrilleros a matar a los muchachos porque supuestamente estaban en una vereda que no era la de ellos, dicen que los desaparecieron y que están enterrados en el corregimiento.(CNMH, 2016, p. 175).
Aterrorizar
Generando terror, los perpetradores ejercen control sobre la población.
El miedo provoca que la comunidad identifique al perpetrador con una figura de autoridad. Frente al crimen, las personas optan para sobrevivir, por obedecer y guardar silencio ante las atrocidades.
Símbolos del terror
Diversos objetos y lugares han sido utilizados por los violentos, de manera continua, como escenario de retención, tortura y desaparición de las víctimas: lanchas, vehículos, hoteles, escuelas, entre otros. Para las comunidades, quienes conocen las condiciones forzadas en las que ingresan las personas y los suplicios que allí padecen, estos son símbolos del terror perpetrados por los victimarios.
Este sería el Toyota que salió por Trujillo, llegó hasta La Sonora, subió, se devolvió, pasó por Trujillo y tenemos La Rochela, pasó a la hacienda La Peladora, donde torturaban a las personas y les mochaban las cabezas, los cuerpitos, los brazos. Con una manguera los ahogaban, los torturaban y los echaban a estos costales. Los llevaban al río Cauca y los tiraban allá” (CNMH, 2016, 177).
Modos de ejecución
Privación de la libertad
Conforme a las investigaciones del CNMH, la pérdida de libertad de la víctima se puede producir en el marco de incursiones, retenes e interceptaciones a la población, así como en reuniones públicas convocadas por los grupos armados. Sin embargo, predomina la privación de la libertad sin testigos. En algunos casos, la detención también hace parte de la desaparición forzada. Esta hace alusión a los casos en que, “estando la víctima en poder de los agentes del Estado, es desaparecida”(CNHM, 2016, p.222).
Relatos
Jorge Luis de la Rosa y Fabio Luis Coley, miembros del CTI, en mayo de 2001 se dirigieron a San Onofre, Sucre, para investigar crímenes cometidos por paramilitares del Bloque Héroes de los Montes de María, del Bloque Norte de las AUC. En el transcurso se desplazamiento fueron desaparecidos junto a dos acompañantes (CNMH, 2014- b, página 305)
19 comerciantes fueron interceptados en la ruta que de Cúcuta conduce a Medellín, el 6 de octubre de 1987 “por miembros del Ejército Nacional e integrantes de un grupo paramilitar en el municipio de Puerto Boyacá, departamento de Boyacá, región del Magdalena Medio” (Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2004, 19 Comerciantes vs Colombia, p. 2)
Los responsables del hecho “descuartizaron sus cuerpos y los lanzaron a las aguas del caño El Ermitaño, afluente del río Magdalena, frente al sitio Palo de Mango. (Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2004, 19 Comerciantes vs Colombia, p. 42)
Ocultamiento del cuerpo
Por qué Para invisibilizar la responsabilidad del perpetrador:
- Su señalamiento
- Su persecución
- Su judicialización
Mecanismo de ocultamiento
Con el fin de desaparecer el cuerpo, son infringidos en él la sevicia del desmembramiento o descuartizamiento, así como la aplicación de químicos, sal o cal para garantizar su rápida descomposición. La incineración del cuerpo es también una práctica regularmente utilizada para evitar, de ser encontrados, su identificación.
Lugares
Los cuerpos son enterrados en fosas individuales o clandestinas, y en cementerios como personas no identificadas.
Los cuerpos son lanzados a los ríos, transformando a estos en cementerios a cielo abierto, contenedores de la crueldad humana y el dolor.
¿Cuáles son los daños causados por la desaparición forzada?
La muerte suspendida
El acto de desaparecer a una persona posee una característica específica: no permite el duelo a las víctimas, por no poseerse la certeza de la muerte, ni tampoco el sentimiento de tranquilidad, por no saberse si sigue con vida el desaparecido.
La incertidumbre sobre las condiciones de la víctima directa, genera graves daños para la familia, allegados y el conjunto de la sociedad. Estos son de distinta naturaleza:
Daños morales, psíquicos y emocionales
La desaparición forzada resquebraja la forma de vivir de las víctimas indirectas. La vida de estos, sus proyectos y aspiraciones se desmoronan, afectando drásticamente la vida.
Daños socioculturales, económicos y políticos
El terror suscitado con el crimen de desaparición forzada, termina también afectando los vínculos sociales de las comunidades, truncando procesos de desarrollo, imponiendo sistemas políticos y llevando a establecer dinámicas económicas en función de los intereses de quienes ejecutan los crímenes.
ReExistir
Nada más terrible que no saber nada
La labor sin descanso de seres queridos para encontrar a las víctimas de la desaparición forzada, continúa día a día. Una búsqueda puede tardar, en ocasiones, una vida y algunas veces no terminar nunca.
Ante la incertidumbre de si la víctima vive y aparece un día en el horizonte del hogar o ante la resignación de encontrar el cuerpo que conoce la verdad de lo sucedido, el impacto psicológico y emocional es inconmensurable.
Hay quienes buscan solos a sus víctimas; otros, se dan a la tarea de manera colectiva, con la ayuda de organizaciones, reclamando acciones por parte de las instituciones del Estado.
Este es el drama de cada una de las personas quienes perdieron a su ser querido y luchan por no olvidar. Es el dolor que se esconde detrás de las cifras. Son las ganas de perdón de un país que anhela la reconciliación.
Alargando el tiempo
Testimonio de Teresita Gaviria. Su hijo Cristian Camilo de 15 años fue desaparecido por paramilitares en 1998. En la actualidad es la directora de la Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria y el objetivo de su trabajo es educar en la reconciliación.