Voz de nuestra curadora
Lorena Garcia Cely
A través del arte, este especial muestra el impacto de la violencia en uno de los municipios más afectados por el conflicto armado en el país.
“Algeciras es un municipio ubicado al oriente del departamento del Huila, asentado sobre la parte media del Valle del Magdalena y un ramal de la cordillera oriental. Se halla a unos 52 km de Neiva, la capital del departamento.”
"Algeciras ha ocupado un lugar destacado en el conflicto armado colombiano."
Dada su posición geográfica, que colinda con la antigua zona de distensión en San Vicente del Caguán (área entre el departamento del Caquetá y el Meta, asignada por el gobierno del presidente Andrés Pastrana entre 1998 y 2001 a la guerrilla de las FARC-EP para adelantar un proceso de paz), y su localización como pieza clave en el corredor de movilidad que comunica el Huila con el Cauca y el Tolima, Algeciras ha ocupado un lugar destacado en el conflicto armado colombiano.
Uno de los elementos que ha caracterizado el accionar de las guerrillas en el conflicto armado interno es lo que se denomina como incursiones, dirigidas principalmente contra centros poblados así como a cabeceras municipales. Exceptuando San Andrés y Providencia, todos los departamentos de Colombia han vivido ataques y tomas.
“Mientras los ataques iban dirigidos solamente contra un blanco, [...] las tomas buscaban mantener el control general sobre el territorio por un periodo de tiempo, lo que implicaba una mayor disposición de recursos y una capacidad más alta para contener la reacción de las fuerzas del Estado”.
Según la investigación realizada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1965 y 2013 las FARC-EP fue la guerrilla que más incursiones realizó con un total de 1.106 acciones equivalentes a un 63 % del conjunto de este tipo de ataques en el país.
Fotografías tomadas recientemente por José Fernando Loaiza Bran de Algeciras y la estación de policía.
En un contexto de acciones guerrilleras permanentes, el 12 de noviembre de 1990, cerca a Algeciras, en la vereda de Piedra Sucia, tuvo lugar uno de los atentados emblemáticos del conflicto armado: el asesinato por parte del Segundo Frente de las FARC-EP de seis niños que iban, junto a policías municipales, acompañando una caravana ciclística. Los niños se encontraban cumpliendo labores de policía civil juvenil, cuando una carga de dinamita fue activada por esta guerrilla, oocasionando que el vehículo en el que se encontraban se saliera de la carretera y luego atacado por los guerrilleros con armas de fuego.
En el hecho murieron:
Karla Yesenia Tello Devia, de 8 años,
Anderson Devia Rodríguez, de 9 años,
Wilque Esneider Garzón Lozada, de 11 años,
Luz Adriana VargasQuintero, de 12 años,
Rocío Molina Ovalle, de 12 años, y
Sandra Milena Pinto, de 14 años,
así como dos miembros de la Policía:
el cabo primero
Oscar Escobar Páez
y el agente
Wilson Tigreros.
ocurrió otro atentado que
marcó la memoria de este municipio, por verse afectado un lugar de culto.
Escucha el relato de
Mario Guzmán
El ataque a lugares en donde se profesa algún tipo de religión es una clara vulneración del derecho fundamental a la libertad de culto, el cual se encuentra consagrado en la Carta Política del año 1991 en su artículo 19 que establece:
"se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley."
En dicho sentido, los actos de violencia perpetrados en el marco del conflicto armado que han tenido como objetivo, directo o indirecto, establecimientos en los que se profesa algún acto litúrgico es una clara vulneración a lo establecido en la Constitución Política y por supuesto al marco legal que regula el Derecho Internacional Humanitario.
Luego de este atentado, el párroco a cargo de la iglesia destruída, propuso al arquitecto y artista Mario Guzmán, realizar la renovación del edificio. El primer resultado de esta reconstrucción, es una obra que rinde homenaje a los niños asesinados en 1990.
Esta se realizó alrededor de la cruz del altar mayor de la iglesia, donde el artista dibujó los rostros de los seis niños fallecidos en manos de la guerrilla.
Esta se realizó alrededor de la cruz del altar mayor de la iglesia, donde el artista dibujó los rostros de los seis niños fallecidos en manos de la guerrilla.
El artista, representa el dolor de la comunidad a través de la utilización del color rojo, el cual realza el sentido de cada uno de estos rostros perdidos en la guerra, al mismo tiempo que emplea el color dorado para rendirle homenaje a las víctimas del conflicto armado..
El sentido de esta obra se amplifica con el trabajo escultórico realizado a partir de los escombros recogidos por el artista en la iglesia.
Conforme avanzaba con los trabajos de reconstrucción, fue coleccionando partes de las esculturas sagradas destruidas tras el atentado. Con estas piezas realizó una serie de esculturas denominadas ensambles. Utilizar este tipo de técnica, permitió al artista pensar sobre la fragmentación social de Algeciras producto de la violencia y los valores de esta comunidad que intenta reconstruirse tras cada acto violento. Siendo además esta técnica, una manera de visibilizar lo que significa hacer memoria.
V-Triángulo
del fuego transmutador
30 x 30 x 65 cm
Transmutación de la voz de
Mario Guzmán
Según el artista: “Cada imagen mutilada con algunos rasgos que se conservan de su prístina belleza es un grito a los violentos, como el del sátrapa que dirigía a los flagelantes de Jesucristo de “¡satis!”, o sea “¡No más!”, a esos excesos de barbarie. “¡No más destrucción del arte!”, pero más aún: “¡No más!” vil asesinato de seres humanos, que están plasmados en las imágenes de Cristo sin brazos, que nos evocan hermosa poesía, en la cual se culmina con una frase basada en otra imagen con similar mutilación que pide colaboración a sus fieles para la salvación de los humanos con esta expresión: “Vosotros sois mis brazos”
Según el artista:
“Cada imagen mutilada con algunos rasgos que se conservan de su prístina belleza es un grito a los violentos, como el del sátrapa que dirigía a los flagelantes de Jesucristo de “¡satis!”, o sea “¡No más!”, a esos excesos de barbarie. “¡No más destrucción del arte!”, pero más aún: “¡No más!” vil asesinato de seres humanos, que están plasmados en las imágenes de Cristo sin brazos, que nos evocan hermosa poesía, en la cual se culmina con una frase basada en otra imagen con similar mutilación que pide colaboración a sus fieles para la salvación de los humanos con esta expresión: “Vosotros sois mis brazos”
(El Nuevo Siglo, 2009, 5 de mayo, “Artístico mensaje antibarbarie”).
Allí se han presentado delicados hechos de orden público por incursiones de grupos armados, principalmente dedicados a la labor del narcotráfico.
El presidente del Concejo Municipal, Mauricio Trujillo Mejía afirmó que “la comunidad siente miedo de que vuelvan los días de terror que anteriormente se vivían.”
En la actualidad, el desafío para el Estado colombiano es garantizar el respeto de la normatividad en el territorio a través de sus instituciones, para cumplirle a esta población en el corazón del conflicto armado colombiano.
Reconstruyendo Algeciras, La obra de Mario Guzmán
Agradecimientos especiales al artista, por compartirnos sus fotografías, su obra y sus historias.
Centro Nacional de Memoria
Dirección general:
Rubén Darío Acevedo Carmona
Dirección técnica Museo de Memoria de Colombia:
Laura Montoya Vélez
Fabio Enrique Bernal Carvajal (2019-2020)
Curaduría: Lorena Garcia Cely
Comunicaciones: Juan José Toro Sánchez
Laboratorio Digital: Ángela Eraso Mesa, Cristian Rojas Zamora, Alejandro Rodríguez Romero, Milena Ortiz Torres, Stéfany Sánchez Olaya, Néstor Peña Ruiz
Laboratorio Digital 2021